EL FOLK, CARAVANA MUSICAL Y EL GRAND OLE OPRY (VI)

08May11

Hilarion Eslava nº 38, hoy dia - Esta era la entrada al Auditorio...

Con el año 1966, llega la apoteosis de la canción folk a nuestra carreta. El viajero Juan Manuel I., es quien se encarga de estos recuerdos que son historia en nuestra carreta, y un año que se inicia con el primer puesto en nuestro CHP, por segunda semana consecutiva, con “The Sounds Of Silence”, haciendose algunos “ajustes” para que tan maravillosa canción pudiese ser recordada con el número 1000 de nuestras Series Doradas.

Es bien cierto que Dylan se enseñoreó de nuestro HP, con 20 Series Doradas, y “la aparición de un disco asombroso que Caravana programaba incesantemente, su Blonde On Blonde, una verdadera obra maestra” pero junto a el y Simón Garfunkel, se pueden incluir otros grandes intérpretes que marcaron una época como los Beach Boys, “arrolladores con la canción más sorprendente del año, una maravilla titulada “Good Vibrations” y Mama’s & the Papa’s. El propio Juan M. I., parece sorprenderse al comentar que “Sin embargo, los Beatles no consiguen ni una sola vez alcanzar el primer puesto de nuestra lista”.

Que a Angel Alvarez le gustaba cantar, sobre todo canciones vaqueras, y además con muy buen estilo, casi todos los que le conocimos lo sabemos, pero también se atrevía con otras cosas. Y así lo recuerda Juan M., al señalar que Pete Seeger, uno de los maestros del folk-song, nos dio el en verano del 66 una prueba más de su clase excepcional con una estremecedora versión del tema cubano “Guantanamera”, que se puso de moda en Caravana, donde se escucharon 3 versiones: la de Pete Seeger, la de los Sandpipers… y la de nuestro director Angel Alvarez”.

En Octubre, después de una larga interrupción, vuelven a reanudarse las reuniones en el Auditorio de La Voz de Madrid, en Hilarión Eslava, 38. Allí “se descubren nuevos valores de la canción, principalmente de la canción folklorica, tales como Francisco Niño, los We Humble Souls, Nuestro Pequeño Mundo y muchos más, y se dan casos, tan asombrosos como conmovedores, de viajeros de provincias que recorren centenares de kilómetros con el único objeto de asistir a nuestras reuniones”.

Otra viajera, Marilar J., completa los recuerdos de este año 66, señalando que los ecos de nuestra música llegan a periodicos de tanta difusión como “Marca” y, sobre todo, el espectacular “aumento del numero de socios, pues antes del verano eramos pocos más de 300 y en los últimos meses llegaríamos a ser más de 600. Con los Auditorios se consigue que se estrechen los lazos de amistad entre viejos y nuevos viajeros, en un ambiente realmente extraordinario”

Quiero terminar, tras este breve pero interesante repaso de lo que fue nuestra época histórica más fundamental, con una opinión que resume muchas cosas. Desde la distancia, entendiendo que Caravana comprendía, un conjunto de actividades representado no solamente por su Hit Parader, presentaciones de éxitos del mismo y novedades semanales, tanto en emisora como desde el Auditorio, sino también sus reuniones semanales con actuaciones en vivo de señalados y prometedores intérpretes, para mi, Caravana Musical fue lo más parecido, al menos en su esencia y salvando todas las distancias, al legendario Grand Ole Opry de la música country. Y eso, en mi humilde opinión, ya es decir mucho.

En realidad, El Grand Ole Opry, al igual que Caravana Musical, no era otra cosa que el nombre de un programa de una emisora de radio, la WSM. Este programa, que emitía una selección de viejas melodias, estaba dirigido a las areas rurales del sur, y poco a poco, al hacerse el programa muy popular entre sus oyentes, rapidamente surgió un elenco de artistas locales, la mayor parte instrumentalistas, que actuaban sin ser remunerados, siendo la primera y auténtica estrella del programa el cantante y músico de banjo, de 56 años, Uncle Dave Macon. Hoy en dia, el Grand Ole Opry, que es la catedral de la música country, se encuentra en el prestigioso complejo de Opryland, a unas pocas millas del centro de Nashville, pero sobre esta venerable institución ya me ocuparé en otro momento.

Volviendo a Caravana Musical, los Relámpagos fueron, sin duda, uno de los grupos que pasaron por nuestro Auditorio que consiguieron un éxito más relevante y reconocido en esos años, destacando el talentoso Pablo Herrero, no solamente en los teclados, sino como excelente compositor. 

También, de entre los jóvenes cantantes con grandes aptitudes que se daba cita en el Auditorio, había un grupo musical, llamado Nuestro Pequeño Mundo, con bastantes componentes, cuyas armonías vocales me parecieron fantásticas; entre ellos había dos hermanos, uno llamado Alberto Arteche, aparte de cantar, tocaba guitarra y hasta el banjo; su hermano tocaba un bajo enorme. Después de escuchar alli en directo, a este maravilloso conjunto cantar el “Sinner Mann”, y las voces soberbias de Laura y Pat en perfecta armonía con las del resto, uno salía de allí casi como si hubiera estado, precisamente, en otro “mundo”.



1 Responses to “EL FOLK, CARAVANA MUSICAL Y EL GRAND OLE OPRY (VI)”

  1. 1 JESUS conde

    Javier, yo estuve viviendo una temporada en los EEUU. Mi primera visita turística fue, como no, al Gran Ole Opry en Nashville. Solo los amantes de esa música pueden sentir la emoción de presenciar en directo aquel programa de radio en directo. Me parece muy acertada esa aproximación entre ambos programas.


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